Unas 70 empresas británicas van a formar parte de una prueba piloto, de 6 meses de duración, durante los cuales adoptarán la semana laboral de 4 días. Dicha prueba se llevará a cabo en colaboración con investigadores de la Universidad de Cambridge y Oxford así como del Boston College en la se pretende mostrar la afectación de dicho cambio de jornada a la productividad.
Las empresas participantes, con más de 3.300 empleados, pertenecen a los sectores de la enseñanza, la asesoría, la banca, la informática, la venta al por menor y la contratación.
Esta experiencia quiere contrastarse con la postura de rechazo de algunos directivos al trabajo flexible, surgido como consecuencia de la pandemia, defendiendo la jornada de 40 horas para sus empleados como Elon Musk en Tesla.
Analizar cómo la implantación de esta posible menor jornada semanal afecta a la productividad, es una necesidad, pero no debemos olvidar que debe analizarse desde cada una de las empresas, ya que dependerá de diversos factores, tales como el sector económico de la empresa, la dimensión de su plantilla, su interacción local o internacional, la tipología de clientes y proveedores, entre otros.
Sin duda, llevar a cabo este tipo de pruebas piloto permitirá arrojar luz a un tema de máxima actualidad.